Incrementa las defensas del organismo, mejorando nuestra respuesta a virus y bacterias.
Es antiinflamatorio.
Es anticoagulante, vasodilatador y depurador.
En uso tópico, su jugo es un estupendo antiséptico. (Por esta razón, en la cocina cuando la carne de un ave o de un cordero empieza a oler se frota con ajo al ser un magnífico bactericida).
Ayuda en la hipertensión protegiendo al mismo tiempo el corazón y las arterias, dándoles mayor flexibilidad y manteniéndolas libres de depósitos de colesterol.
Ayuda a incrementar el nivel de insulina, reduciendo así los niveles de azúcar en la sangre.
Algunos estudios parecen demostrar que ayuda a incrementar el nivel de serotonina en el cerebro, ayudando a combatir el estrés y la depresión.